Mientras lees este ejercicio, haz una inspiración profunda y,
mientras ex-halas, deja que la tensión desaparezca de tu cuerpo. Deja que
el cuero cabelludo, la frente y la cara se relajen. Para leer no
necesitas mantener la cabeza tensa. Deja que la lengua, la garganta y
los hombros se relajen. El libro se puede sostener con las manos y los
brazos relajados: hazlo así. Deja que se relajen la espalda, el abdomen y
la pelvis. Deja que la respiración se tranquilice al relajar los pies y
las piernas.¿Sientes un cambio notable en el cuerpo desde que empezaste
a leer el párrafo anterior? Observa cuánto se tensa. Y si está
tensándose el cuerpo, también está tensándose la mente. En esta posición
cómoda y relajada, di:
«Estoy dispuesto a aflojar la tensión.
Me libero. Me dejo ir. Me libero de todas las tensiones, de todos los
miedos. Me libero de todo enojo y detoda culpa. Renuncio a todas las
tristezas y a todas las viejas limitaciones. Me relajo y estoy en paz.
Estoy en paz conmigo mismo. Estoy en paz con el proceso de la vida.
Estoy a salvo.»
Repite este ejercicio dos o tres veces. Siente
el placer de aflojar la tensión, de relajarte. Repítelo cada vez que te
encuentres pensando en dificultades. Necesitarás cierta práctica para que
esta rutina acabe formando parte de tu vida. Una vez que estés
familiarizado con este ejercicio, puedes hacerlo en cualquier parte y en
cualquier momento. Y serás capaz de relajarte completamente en cualquier
situación.
LOUISE L: HAY: "AMATE A TI MISMO."